En esta última locura de emprendimiento de este viejo que reinventaste con tu dedicación, samarreos y mucho afecto, quiero compartir con otros que no sólo he llegado a la clasificatoria, sino que eventualmente puedo ser campeón mundial o al menos estoy en la final de la copa que se está jugando.

Mucho me acuerdo de ti por haber dedicado tiempo a cultivar lo que a los 62 años aún me faltaba por hacer. Se que otras personas al conocerme, podían haber concluido que a mi edad no valía la pena y se podría pensar que era una pérdida de tiempo. Sin embargo tu actitud de apostolado de tu profesión, te llevó a tomarme en cuenta y mostrándome que se podía ir más allá, demostrando con ello, la calidad de persona que eres y que sólo se puede ver en los grandes de espíritu.

A mi juicio, la recompensa no está en los terrenales, sino en El, que desde lo alto ve cada acción que hacemos con cada uno de nuestros semejantes.

 

Gracias.