¿Soy exitoso?, ¿qué tanto he cumplido mis proyectos?¿tengo proyectos? ¿soy feliz? Son preguntas habituales que cada día es más común hacerse a propósito de historias cercanas de amigos, parientes o colegas sin trabajo, que a los 45 años ya no creen tener expectativa de encontrar “algo” y que sólo en esa condición externa se plantean las preguntas vitales del ámbito profesional ¿Qué hice mal? ¿Qué decisión de carrera tomé mal? ¿Qué riesgos no medí adecuadamente? ¿Por qué hoy me encuentro en esta condición?

Enfrentados cada día más a estas situaciones, creo importante hablar de una palabra que no tiene muchos años y que se llama EMPLEABILIDAD (*). Por este concepto entendemos acciones personales, habilidades, destrezas, conocimientos y desempeños que cualquier profesional responsable de su carrera, debiera enfrentar al menos como un cuestionamiento personal, en todo momento y no sólo al tener dificultades. Se puede definir cómo: La capacidad de desarrollar las competencias y habilidades necesarias para encontrar un espacio de aporte profesional, cuándo y dónde sea necesario.

Una breve recopilación de conceptos de Empleabilidad supone pensar en:  

  1. Flexibilidad: hoy las empresas son muy flexibles respecto a sus clientes y proveedores, sin embargo la capacidad de adaptación de las personas es escasa y toda vez que no calzamos, somos despedidos. Nuestra principal misión personal entonces, es adaptarnos y flexibilizarnos nosotros, pues somos los únicos que podemos hacer los cambios que permitan la permanencia. Ser flexible, en cualquier caso, no debe ser entendido como un yesman (woman), ni tampoco como personas sin principios y valores claros, sino que como individuos sin paradigmas y con criterio amplio, que ven más allá que los demás y que por tanto son capaces de adaptar su punto de vista no sólo en la ocasión sino que con las personas debidas y según las necesidades que se planteen. Flexibilidad es también sinónimo de movilidad, cambio y adaptación.
  2. Conocimientos: hubo momentos históricos que privilegiaron la amplitud más que la profundidad, hubo momentos que fue exactamente al revés, hoy estamos en el punto de inflexión que supone que los profesionales tenemos que tener amplios conocimientos por un lado, mejorando así nuestra flexibilidad laboral, pero que al mismo tiempo castiga demasiada amplitud y valora conocimientos expertos en temas en boga, es decir valora a personas de amplio registro que tengan alguna capacidad distintiva en conceptos nuevos o específicos, según el origen del negocio. (Medio Ambiente, Relaciones Internacionales, Fidelización, Chino Mandarín, Responsabilidad Social Empresarial, entre otros) .
  3. Visión Comercial / Integral: indistinto de los cargos que ocupemos en una empresa, la visión comercial y del negocio es indispensable para subsistir en primera instancia y para proyectarse en el futuro. Hoy no se concibe un gerente de administración y finanzas opuesto a las políticas comerciales, hoy hablamos de alineamiento, visión del cliente y trabajo en equipo, estamos pensando en personas que desde la necesidad de velar por los intereses de su cargo, sean capaces de comprender e interiorizarse de las necesidades de sus clientes internos para mejorar y rentabilizar el negocio global, hablamos de personas capaces de comprender las necesidades siempre desde la perspectiva del cliente final, de los accionistas y del entorno de negocios.
  4. Habilidades Blandas y Relaciones: la capacidad de escucha, la empatía, el liderazgo y el coaching al equipo son destrezas indispensables para ascender y proyectarse en empresas altamente cambiantes en los productos, los negocios y los accionistas. El título no es la única garantía válida, hoy se requiere un excelente manejo de relaciones interpersonales a todo nivel y de manera trasversal. Es indispensable no sólo la capacidad de comunicarse en 360°, sino que expresarse y adaptar el discurso dependiendo de los interlocutores. La capacidad de transmitir, encantar, entusiasmar y motivar es un requisito de éxito que hoy no puede soslayarse.
  5. Intereses Personales: reconocer y desarrollar capacidades “dormidas” en otros ámbitos distintos al trabajo, parece ser atractivo para cualquier empresa, pues nos amplía la visión de la vida, hace menos exigente al trabajo como proveedor de felicidad y externaliza y responsabiliza sólo al individuo en la búsqueda de la satisfacción personal. Este factor si bien es el más ajeno a las empresas es el que más nos aporta, cuando el empleo o las decisiones profesionales no han sido las correctas y entendemos que el trabajo es sólo la herramienta que nos permite desarrollar nuestro potencial personal de ser felices.

La empleabilidad y sus diferentes conceptos son nuestra responsabilidad, no hay otros que puedan hacer lo que cada uno de nosotros no hace personalmente, debemos definir si estamos o no en el camino correcto, si tenemos nuestra carrera en las manos, si nuestra felicidad está dependiendo de nosotros o la estamos entregando a otros. Cumplir con la mayor cantidad de requisitos para tener una alta empleabilidad es nuestro deber, lo mismo que la capacidad de ser felices…

Y por último: “Quien no sabe a donde va….lo más probable es que no llegue”.

(*) La Palabra empleabilidad ni siquiera está en el Diccionario de la Real Academia de la Lengua Española.