Cada vez que hay un cambio de trabajo, de alguna manera es como si partimos de cero en algunos aspectos. La primera etapa es de observación, entender como funciona la compañía, las personas, las maneras de comunicarse y sobre todo, hacer un mapeo de los aspectos claves sobre los cuáles debo poner más atención.

Lo siguiente es acordar con la jefatura un periodo de aprendizaje y adaptación. Es fundamental fijar las metas o resultados esperados en el corto, mediano y largo plazo, sobre todo si no se hizo concienzudamente antes de entrar.

En resumen…La mejor improvisación es la que se prepara.